23/09/06
CRÓNICAS AYACUCHANAS
Educando en Valores
¿COMO NACE LA DANZA DE NAVIDAD DE HUANCASANCOS?
Crónica de la Provincia de Huancasancos. Época Colonial.
Autores: Guillermo Huyhua y Rosa Arroyo. Copyring
Si hay una danza que te hipnotiza por la belleza de sus pasos, por su fuerza y acrobacia; y si al escuchar los acordes del arpa y violín sientes que tu alma se separa de tu cuerpo y te transporta a un lugar místico sin fin. ¡Estás hechizado! Tus músculos se tensan y tus piernas empiezan, inevitablemente, a moverse al compás de la milenaria melodía, sin que puedas controlarlo. ¡Estás capturado! Es la música de los apus wamanis, que a pesar de la persecución y discriminación llegó hasta nuestros días para extasiarnos e inundarnos con su ritmo celestial.
Pero en 1560 la realidad era otra.
Huanca Jari había vuelto de las minas y se hallaba comiendo canchita con queso junto a Kusi ñawi, de pronto comienza a toser violentamente: - Cof, cof, cof . Se para y camina hasta la puerta.
El joven se levanta asustado, lo coge por el brazo, diciendo: ¡Tayta! ¿Qué tienes tayta?... ¿Por qué toses así? ¡Escupes sangre! ¿Por qué? Kusi ñawi era un muchacho de ojos alegres pero su mirada era muy triste, ese día más que antes.
Cof, Cof, cof…. Estoy enfermo, Kusi ñawi, .. respondió Huanca Jari, padre del muchacho, que pertenecía al ayllu de Huanca Sancos.
Mi cuerpo se ha debilitado, ya no tengo fuerzas… Kusi Ñawi… Mi alma ya se ha muerto…. Yo, ya no importo…. a mi me preocupas tú. ¿Qué será de ti?. ¿Cómo vivirás más tarde?.
No, Tayta… no te preocupes por mí. -dijo Kusi Ñawi- A mí me preocupa tu salud. No puedes estar así. Tengo miedo que te mueras. –El mozo hablaba a borbotones, como queriendo decirlo todo de una vez- No quiero quedar solo en esta vida. Mi madre se murió cuanto estabas en la Minas de Huancavelica y me quedé muy solo, muy triste. Peor, todavía cuando mis hermanitos se murieron en los brazos de mamá.
Huanca Jari lo mira desconsolado y dice: ¿¡Qué puedo hacer hijo!? .. yo nada puedo hacer.. somos esclavos del hombre blanco de cuello rojo. Ellos son los nuevos señores de estas tierras y nos obligan a trabajar en las minas y las haciendas. En la mina de Huancavelica, hay muchos de los nuestros haciendo mita. Muchos también han muerto trabajando allá, los pocos que vuelven a sus ayllus, están enfermos como yo. Por eso estoy preocupado por ti. Cuando crezcas también a ti te llevarán y sufrirás mucho.
Me asustas tayta, ¿qué podemos hacer contra los puka kunka?
Solo nos queda rebelarnos hijo, morir luchando…, dijo Huanca Jari a su hijo.
No tenemos otra alternativa… Ellos son peores que los Incas. Su dios es el oro y la plata y lo buscan dentro de nuestros cerros sagrados. Nuestros apus y wamanis están molestos por ese sacrilegio. Por eso nos han abandonado. El dios Sol ya no nos protege desde que murió el Inca, por eso es que todos los ayllus están invocando a sus apus y wamanis para que los protejan y liberen de los puka kunka.
En Huancavelica, Huanca Jari había conocido a mucha gente de los ayllus de Wankaraylla, Qayara, Saksamarka, Wamankikia, Soras y Rucanas, todos estaban inconformes con su situación, habían hablado del abandono del dios Sol. Y empezaban a volver su vista a sus cerros sagrados, que eran sus dioses protectores desde antes de los incas. Habían jurado hacer invocaciones para contar con su ayuda, para cambiar totalmente su situación. Tenían esperanzas que sus apus y wamanis los favorecieran para restaurar el imperio inca y vivir en bienestar y felicidad.
En sus lugares de origen, los cansados runas y sus hijos, durante las noches empezaron a invocar a sus apus y wamanis, haciendo un pago a la pachamama empezaban a cantar y danzar sin descanso. Necesitaban la respuesta de sus dioses. Como ellos no respondían, continuaban interminables noches de danzas y cantos donde ponían una fe infinita para que sus dioses le respondieran expulsando a los puka kunka.
Necesitaban más gente para que los dioses escuchen, Por eso, desde el centro del actual Ayacucho, las danzas y canciones se hacían interminables. Un pueblo contagiaba a otro masivamente y el otro al otro y asi sucesivamente. Las danzas y cantos eran masivos, eran frenéticos, invocaban con fe y llanto a los dioses y éstos no escuchaban.
Los pukakunka, como eran conocidos los españoles, se asustaron porque pueblos enteros se entregaban a la danza y los cantos y no querían ir a las minas de azogue, ni a las haciendas, ni a las plantaciones de coca. Los españoles los forzaban a latigazos, pero todos estaban entregados al frenesí del canto y el baile. Ancianos, jóvenes y niños, hombres y mujeres no hacían caso a los españoles, tenían fe que muy pronto todo cambiaría por la intervención de los dioses y expulsarían a los españoles. Tenían la esperanza de un nuevo orden.
A las autoridades virreynales les llegó la noticia de una rara enfermedad que contagiaba masivamente a los pueblos de la gran provincia de Vilcas huamán, a la cual pertenecía Huanca Sancos y los otros pueblos mencionados. Esta rara enfermedad hacía estremecer a los indios, que saltaban, danzaban y gritaban al cielo, no hacían caso de nada, dejaban de trabajar y pagar tributos, sus ojos se ponían en blanco y no se detenían hasta que la enfermedad los tumbara al suelo por el cansancio. Lo llamaban Taqy Onqoy, enfermedad del baile.
El Taqy Onqoy, era para los españoles el baile del diablo, porque habían visto que los danzantes invocaban a sus cerros y a la pachamama, y no hacían caso a todo lo que significara español así los castigaran.
Huanca Jari y Kusi Ñahui se incorporaron a este movimiento invocando a Quilco Machay y a los apus y wamanis huancasanquinos, logrando contagiar a los cuatro ayllus Sauja, Huando, Jananhuanca y Lurinhuanca que también danzaban frenéticamente sin hacer caso de los españoles.
Los huancasanquinos, con la sangre huanca que les corría por las venas, crearon su propia danza y sus propias canciones que son incomparables.
Este gran torrente milenario llamado TAQY ONQOY sobrevivió a la Extirpación de las Idolatrías que los españoles iniciaron para desaparecer este movimiento. Esas danzas se mimetizaron en las fiestas cristianas, los indios combinaron la fe en sus apus con la fe en Jesús Cristo y los santos cristianos. Y, así se iniciaron lo que hoy conocemos como Fiestas Patronales.
Tras cuatro siglos de resistencia, hoy maravillados asistimos a las danzas maravillosas como la Danza de las Tijeras de Lucanas y Huancavelica, y el Baile de Navidad que se danza en los pueblos de la Provincia de Fajardo y Huancasancos. ¡No hay nada igual en el mundo!
¿Qué lecciones sacamos de esta historia?
Primero
No dejarnos abatir por las circunstancias, siempre habrá una salida.
Tal como lo hizo Huanca Jari que a pesar de su enfermedad no se dejo abatir.
Segundo
No despreciemos nuestra música y nuestras danzas, en vez de ello ¡practícalas!
Son legado de nuestros antepasados que nos distinguen de las demás culturas del mundo.
Tercero
Siempre debes tener una fe inquebrantable en ti mismo y en Dios.
Porque sin fe, no existe sentido en la vida.
Cuarto
Respeta los legados de otras culturas y aprende lo necesario para crecer.
Tal como hicieron nuestros pueblos para sobrevivir y dejarnos un legado histórico y cultural que engrandece la cultura peruana.
¿Tienes un comentario? Llámanos al 4714291. Si tienes una historia que contarnos y quieres hacer conocer a tu pueblo, escríbenos al correo electrónico: cronicasayacuchanas@yahoo.es
El próximo sábado estaremos contando: La Leyenda del Auquihuato, del distrito de Oyolo, provincia de Paucar del Sara Sara. Gracias. Hasta la próxima semana.
Aquí en este pueblo nació don Daniel Huyhua Linares, quien nos narró el cuento de la Reina de Armendariz. Historia de un joven aponguino que se encuentra con la princesa de Armendariz en la laguna de Turpo.![]() |
Este es el pueblo de Apongo. Se encuentra al sur de la Provincia de Fajardo. Está rodeado por tres barrancos y forma una especie de gran silla, en el respaldar se encuentra el cerro Picchu. Al fondo del barranco se encuentra el río Michka. En este rìo se explotaba oro y plata en la època de los incas y en la colonia.![]()
020906 CRÓNICAS AYACUCHANAS Educando en Valores LA REINA DE ARMENDÁRIZ Cuento de Apongo, Provincia de Fajardo. Época virreynal. Contado por Daniel Huyhua. Versión libre. (Silbando carnavales) Una tarde, Daniel, un aponguino veinteañero, iba camino a su estancia, cerca ya, a la Laguna de Turpo divisa a lo lejos, al centro de la laguna a una hermosa joven, muy asustado se acerca y se da cuenta que está sentada en un trono de oro radiante, es blanca como la luna y su ropa brilla como el sol. Daniel corre al verla y a gritos le dice: ¡Sal de ahí! Te vas a ahogar Entonces en un cerrar de ojos la joven llega a la orilla, Daniel la ve de cerca, maravillado y boquiabierto por tal belleza, tartamudeando se acerca y pregunta: - ¿Quién...Quién eres? Ella le contesta: -Soy la Princesa de Armendáriz. - ¿Armendariz?, que es, donde queda, qué haces aquí...fueron tantas preguntas a la vez que Daniel le hizo a la joven. Èsta muy triste le responde: - Armendáriz es mi pueblo, queda en España. Estoy aquí porque he sido raptada por el diablo quien me encantó y me convirtió en su esposa. Yo estoy muy triste porque quiero volver con mis padres y mi gente. Cada tarde a partir de ese día, los dos jóvenes, se encontraban, charlaban hasta que se enamoraron. Pero un día la joven llorando le dice a su amado: - Daniel, es mejor que te vayas y no vuelvas más, mi marido llega mañana a las doce, si te encuentra de seguro te lleva al infierno. El corazón de Daniel se rebela y su cerebro maquina: “mañana me enfrentaré al diablo y lucharé por mi amor”. Se despide muy triste de la princesa y vuelve a su estancia. El sol en el poniente daba las 12 del mediodía, Daniel con paso firme se dirigió hasta el lugar de su cita diaria, iba dispuesto a pegarle al diablo y a quien se opusiera a su amor. Llega hasta las orillas de la Laguna de Turpo y ve al diablo echado junto a la princesa flotando en el centro de la laguna. La joven se sorprende al ver a Daniel y con un fuerte hipo despierta a su marido, el diablo se levanta y mira a Daniel despectivamente y le dice: - ¡Ajá!... ¡Tu eres el mortalcito que quiere quitarme a mi mujer!... ¿Cómo te atreves miserable aponguino a semejante propósito? Daniel temblaba de pies a cabeza cuando escuchó la estentórea voz de diablo, respiró profundamente y con voz bronca responde: - Te reto diablo. ¡Voy a luchar por ella, porque la amo! - ¡Muy bien! – dijo el diablo- “!Pelearemos! ¡si me ganas, te la llevas, si yo gano te llevo al infierno con ojotas y todo! Daniel y el diablo se enfrascan en una dura lucha de tres días. Al tercer día, Daniel cansado invocó a Dios por más fuerza, entonces aparece una extraña niña que le ofrece pan y vino que le dieron una fuerza extraordinaria y así pudo vencer al diablo. - ¡Me ganaste! – dijo el diablo - ¡llévate a esa ingrata! Diciendo eso desapareció y la laguna se convirtió en un puquio. La joven había quedado en medio del puquial. Daniel cansado y contento lleva a la princesa a su casa, la acomoda lo mejor que puede dentro de su pobreza y se duerme. Al despertar se encuentra con una desagradable sorpresa, no estaba la princesa y en su lugar sólo encuentra una carta que decía: - ¡Daniel, querido, vuelvo a mi hogar, me voy a ver a mis padres, quizás nunca volverás a verme. Gracias por mi libertad. Adiós amor mío! Daniel, loco de desesperación y más enamorado que nunca llora de dolor y decide ir en busca de su amada, llegaré a Armendáriz se dice, Camina día y noche, camina así por mucho tiempo; llega hasta la selva, va preguntando, nadie sabe de lo que habla...hasta le creen loco; hasta que llega a la casa de la madre de todos los animales. Allí le dan alojamiento y llega una joven gavilán que le informa que la princesa a quien busca se va a casar y que están preparando un gran banquete. Daniel se desespera y le pide que lo lleve hasta el lugar donde esta su amada, la gavilana le dice que no puede cargarlo y que el viaje durará tres días... Daniel llora de desesperación...al verlo así el cóndor se ofrece llevarlo en su espalda a cambio de un toro diario. Y así, Daniel acompañado del cóndor y dirigido por la gavilana llegan a las puertas del Castillo de Armendáriz. Los habitantes del pueblo se sorprenden al ver a Daniel, era un extraño de rara vestimenta: ojotas de piel de llama, chullo, poncho y pantalones de bayeta. Las noticias del extraño llegaron a oídos de la princesa. Ella emocionada sale al balcón y desde allí ve a su salvador, a su amado Daniel, el valiente matadiablo. Con los corazones rebosantes de alegría ambos se encuentran y se confunden en un fuerte y tierno abrazo. El latir de sus corazones se hicieron uno solo y la felicidad también. La princesa había contado a su padre, el rey de Armendáriz, toda la historia y cómo se había salvado, y por eso Daniel ya era famoso en el reino. Entonces, el rey convoca al príncipe consorte y le ruega cancelar el matrimonio a cambio de muchas riquezas, el compromiso se anula. Y pacta el matrimonio de Daniel con su única hija porque había devuelto la felicidad al reino. Así, en medio de la alegría del reino, Daniel, convertido en príncipe en tierras extrañas, se casa con la princesa de Armendáriz. Ambos serían los futuros reyes de este reino que volvía a ser feliz después de mucho tiempo. Colorín colorado el amor había triunfado. ¿Qué lecciones sacamos de este cuento? Primero Siempre se debe decir la verdad, por encima de todo. Tal como hizo la princesa al contarle su historia a Daniel y luego a su padre. Segundo Siempre se debe luchar con valentía por los sueños que se persiguen. Tal como hizo Daniel al enfrentar al diablo por el amor de la princesa. Tercero Aunque tengas fracasos, debes ser perseverante en la lucha por tus sueños. Tal como hizo Daniel cuando fue a Armendáriz buscando a su amor y donde también encontró la riqueza y el reconocimiento por su obra. ¿Tienes un comentario? Llámanos al 4714291. Si tienes una historia que contarnos y quieres hacer conocer a tu pueblo, escríbenos al correo electrónico: cronicasayacuchanas@yahoo.es El próximo sábado estaremos contando: El Apu Sara Sara y la laguna de Parinacochas, una leyenda de la provincia de Parinacochas. Gracias. Hasta la próxima semana. |
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