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martes, octubre 31, 2006 

ANTIGUO PORTAL DE AYACUCHO

ESTA ANTIGUA FOTO ES DEL PORTAL DE AYACUCHO, SE ENCUENTRA HASTA AHORA INTACTA.

 

ANTIGUA PLAZA DE HUAMANGA

AGRADECEMOS A PROF. LUIS GUZMAN PALOMINO POR ESTA ANTIGUA FOTO DE LA PLAZA MAYOR DE HUAMANGA

sábado, octubre 28, 2006 

BASILIO AUQUI, Pampa Cangallo, Cangallo

ESTE DIBUJO DE BASILIO AUQUI, PERTENECE AL EXCELENTE DIBUJANTE "DIONISIO" QUE PUBLICA SU BLOGS "HILARIO PUMA", AGRADECEMOS MUCHO SU APORTE.
28/10/06

CRÓNICAS AYACUCHANAS
Educando en Valores

BASILIO AUQUI


Remembranza del distrito de Pampa Cangallo, provincia de Cangallo. Época Republicana. Creación literaria de Guillermo Huyhua y Rosa Arroyo.

¡¡Dragones!!…¡¡Preparen!!… ¡¡Apunten!!....¡¡Fueegoo!! ordenaba el jefe español a la soldadesca, mientras que, al mismo tiempo del tronar de los fusiles, caía el cuerpo inerte de un patriota cangallino.

¡¡Qué odio siento por esos malditos realistas!!, rumiaba entre dientes Basilio Auqui, líder epónimo de los morochucos, mientras soportaba el duro castigo de ver morir a su hijo, a sus nietos y a su adorada esposa, por haberse levantado contra el Rey de España.

A sus 75 años, peinaba canas y su rostro reflejaba el paso del tiempo. Se había convertido en un gran mito para el pueblo ayacuchano y era el terror de los españoles que no pudieron vencerlo en el campo de batalla sino a causa de una traidora delación.

¿Habrá valido la lucha que hice?... se preguntó a si mismo Basilio, mientras recordaba toda su vida como si fuera una película.

De niño había aprendido a sentir la libertad, tal como lo sienten los niños, mientras caminaba tras su ganado en las fascinantes Pampas de Cangallo, montado sobre su caballo negro.

Mientras pensaba, en medio del humo y el tronar de los fusiles, seguía viendo elevarse a la gloria a sus nietos que desde pequeños se incorporaron al ejército morochuco siguiendo al legendario abuelo.

¡¡Odio!!...¡¡Odio me da!!... ¡¡Pena también!!.. pensaba, al mismo tiempo que miraba al jefe que ordenaba a la fusilería. Era un oficial de cara sonrosada, uniforme pulcro, botas brillantes, bien alimentado. Digno de admirarse, excepto porque su papel era triste, papel de verdugo, papel de defensor de un orden injusto y abusivo.

Comparándose, miro sus pies, no tenía zapatos, apenas una ojota de piel de ganado, sus media de lana viejas y con agujeros, sus pantalones eran de bayeta negra, le habían quitado el poncho, pero mantenía aún su inseperable “chuco” o sobrero. Todos sus hermanos cangallinos tenían “chucos” de diferentes colores, cuando se juntaban todos, se miraba una infinidad de sombreros multicolores, por eso los llamaron “morochucos”, “moro” que significa “muchos colores” y “chuco” que era sombrero.

Lo habían amarrado en un tronco, con las manos hacia atrás. Las tenía adoloridas y sangrantes, pero no les hacía caso, seguía absorto en sus pensamientos. Recordó por primera vez el abuso de los españoles a los 15 años, ya era un muchachon, al ser obligado a realizar una mita obligatoria y luego a pagar impuestos por toda su vida. Se dedicó a ser arriero y en su recorrer por los pueblos, conoció que el abuso de los chapetones y el sufrimiento de sus hermanos indios eran extendidos en todo el territorio.

Ahí empezó su odio a la opresión, por el amor que sentía por la libertad, no solo suya sino de todo su pueblo. La libertad y la igualdad se había depositado firmemente en su mente y su corazón.

¡¡Siento odio y pena por ellos!!... ¡¡pero los perdono!!....se dijo interiormente mientras sus ojos brillaban como el brillo de un diamante al mirar a Carratalá su captor.

Entonces pasaron por su mente todos los rostros de los patriotas que había conocido. Recordó el momento en que se levantó contra la opresión con todos sus hermanos morochucos. Recordó las muchas batallas que libró desde 1815 y la proclamación de la Independencia de Huamanga en 1820. Cuánto se alegró cuando le llegó la noticia de la independencia que proclamó San Martín en Lima, en julio del 1821. Era la señal.

¡¡Hermanos es el momento de obtener la total independencia!!.. había dicho a los cangallinos. Así preparó cuidadosamente la aniquilación de 400 españoles en Sacchapampa.

¡¡Qué rabia me habrá tenido el virrey!!.... se dijo
¡¡Qué odio me habrá tenido Carratalá!!... se dijo nuevamente.

Poco después de dicho triunfo, Carratalá demostró su odio viceral a Basilio Auqui y sus bravos morochucos. Quemando completamente Cangallo y sembrando sal en sus tierras para que sean improductivas y para borrarles de la historia para siempre. Aún así no lo había vencido y cundía el pánico entre los españoles. Pero no faltó un traidor entre sus filas, un tal Quinto lo delató y por eso se encontraba ahora en el paredón de fusilamiento, a pocos minutos de entregar su vida por la causa de la patria.

Es entonces que mira a su esposa, su adorada esposa, frente a la fusilería, le tocaba su turno. Estaba altiva y serena, ella la mira tiernamente a sus ojos y le sonríe. Cuando de pronto escucha ¡¡Fuego!!

Y la ve caer con su altivez y orgullo. Comprendió que su causa fue justa y su pecho se inundó de orgullo infinito y de perdón, estaba preparado para entregar su alma a Dios, y su vida a su Perú amado.

Si valió la pena -se dijo- ¡¡Adiós libertad!!... ¡¡Adios amado Perú!!... ¡¡Adios Cangallo querido!!

Entonces, escuchó la última palabra: ¡¡Fuego!!... Basilio sintió que muchas balas le perforaban el pecho, sintió un gran ardor, luego sintió cómo le inundaba una paz infinita… Entonces, miró a su esposa, a su hijo y a sus nietos que estaban libres, sin cadenas, sonrientes le dijeron:

¡¡Abuelo.. vamos!! ¡¡Ya somos libres!!... ¡¡El Perú ya es libre!!!

Y empezaron el largo camino a la eternidad.

¿Qué lecciones sacamos de este relato?

Primero


Siempre se consecuente hasta el final con las decisiones que tomes.
Tal como lo hizo Basilio Auqui, al luchar consecuentemente por la libertad del Perú

Segundo

Ama a tu patria como a ti mismo.
Tal como hizo Basilio al entregar su vida por la libertad del Perú

Tercero

Nunca seas traidor, porque te traerá desgracias.
No hagas nunca lo que hizo Quinto, al traicionar a Basilio Auqui.

¿Tienes un comentario? Llámanos al 4714291. Si tienes una historia que contarnos y quieres hacer conocer a tu pueblo, escríbenos al correo electrónico:
cronicasayacuchanas@yahoo.es

El próximo sábado estaremos tratando sobre: Sucre, a paso de vencedores, de la provincia de Sucre. Gracias. Hasta la próxima semana.

sábado, octubre 21, 2006 

LLAQTA MAQTA, Chungui, La Mar.

VISTA DEL PUEBLO DE CHUNGUI. AGRADECEMOS POR ESTA FOTO AL SEÑOR MONER LIZANA, CHUNGUINO QUE, CON GRAN AMOR A SU TIERRA, PUBLICA SU PAGINA WEB "CHUNGUI"

21/10/06
CRÓNICAS AYACUCHANAS
Educando en Valores

LLAQTA MAQTA


Costumbre del distrito de Chungui, provincia de La Mar. Época Republicana. Fuente: “Chungui” página web de Moner Lizana. Versión libre de Guillermo Huyhua y Rosa Arroyo.


¡Por fin, hoy es o no es!, se dijo Juan, su corazón saltaba de alegría pero de pronto sus ojos se llenaron de lagrimas al recordar los desprecios y desplantes de María; él se había enamorado de la muchacha más bonita de Chungui, mas ella ni caso le hacía. La decisión estaba tomada, en la noche se lo diría, pensando en ello, tiró unas piedrecillas al río, testigo de sus penas pero al mismo tiempo, el majestuoso Chunguimayu fue su fuerza para insistir en su lucha y la inspiración para conquistar a su amada.

Llaqta maqtakuna hamurunña…. ¡ya llegaron los muchachos del pueblo!...

Pronunciaba en voz alta don Gerardo, uno de los campesinos mayores que tenía su estancia en Potoa Pata, ubicado en un cerro aledaño al río. Todas las muchachas casaderas de Chungui estaban ya, unas habían llegado desde las más lejanas estancias, otras eran del pueblo; se alegraron al escuchar a don Gerardo, los muchachos del pueblo llegaban con la música. La diversión estaba asegurada, sería una noche linda donde mezclarían sus melodiosas voces con los acordes amorosos de las mandolinas y las voces varoniles. Era noche de luna, de fiesta y amistad.

Era la oportunidad que Juan estuvo esperando, había ensayado una canción para ella ¡por fin, la conquistaría! Aunque ya se había hecho la idea del rechazo, era la última vez que insistiría Había preparado su corazón para el rechazo y como varón tenía que hacer saber a María que no era un juguete, que él también podía despreciarla como ella lo hacía con él. ¡Quién entiende las cosas del amor!

La noche avanzaba, el jolgorio se hacía más bullanguero, la alegría juvenil estaba en su cenit. De pronto Néstor le da un codazo a Juan y le dice: Ya pues Juan, mándate… Canta la canción, yo te acompaño… La María está contenta, te va a escuchar….

Juan, sudando y nervioso, tragando saliva… alza su voz y dice: Escuchen… tengo una nueva canción… yo lo hice para María…...

Ahhhh…. –pronunciaron todos- A ver canta pues -le dijeron las muchachas, que miraban de reojo a María que estaba colorada de vergüenza.

Entonces, Juan canta acompañado por su mandolina

Agüita del río Chungui
si fueras cerveza te tomaría,
si fueras licor te bebería
Para qué voy a tomarte,
para que voy a beberte

sabiendo que eres veneno
sabiendo que eres mi muerte.
Linda chunguinita, dueña de mi corazón
tu boca melosa fue la causa para quererte
fue la causa para amarte
si piensas que siempre voy a quererte
que siempre voy a amarte, te equivocas ingrata
en vez de quererte, en vez de amarte,
al río Chungui yo me daría
al río Chungui me entregaría

En medio del jolgorio general, por fin, Juan había declarado que ya no sufriría más, el mensaje estaba dado.

María se sintió asustada, su pecho se comprimió de angustia porque Juan se alejaba de su corazón. Ya ni su juguete sería. Entonces, buscando el momento oportuno, mientras la muchachada cantaba y bailaba alrededor del fuego, María se dirige hacia Juan, que estaba lejos de todos, triste en su soledad.

Juan… Juancitucha… perdóname… no pensé que estabas tan dolido… perdóname… dijo con voz temblorosa la bella María.

No quiero saber nada de ti… Vete… déjame solo… contestó Juan fingiendo estar molesto.

Ya pues Juan, no te hagas de rogar…. Discúlpame… rogaba María.

Ya no quiero quererte, mucho te pedido que seas mi esposa, que seas el amor de mi vida… pero tu me has despreciado tanto… te has burlado de mi.. por eso para despedirme para siempre hice esa canción para ti…

Entonces, María se mantiene en silencio un momento, reflexiona y le dice al muchacho:

Juan… mírame.. mírame a los ojos.. Juan la mira, la muchacha le dice: Lo he pensado bien, perdóname por todo lo que te hice, tu canción me ha gustado mucho… tú eres el mejor muchacho que hay en Chungui… ya te estaba mirando y tienes tu carácter…eso me gustó de ti… ahora, con tu canción, me he dado cuenta que estaba enamorada de ti… Juan…. Te acepto… Acepto ser tu esposa…

Era increíble lo que estaba escuchando, por fin, la muchacha de sus sueños era suya… El Maqtacha Juan emocionado abraza a María y la besa tiernamente, después de un rato juntos vuelven a la fiesta y todos los festejan y bailan alrededor de ellos. El Potoa Pata, una vez más, era testigo del nacimiento de un nuevo amor. Historias de amor como a esta, se habían repetido de generación en generación al son del “llaqta maqta”, de la mandolina y los cantos de amor de las muchachas y muchachos. ¡Era la costumbre!

Meses después, Juan, con su inseparable mandolina, bien vestido iba acompañado de sus padres a la casa de María, a pedir oficialmente su mano. Era el “warmy urquy”, que significa: sacando a la muchacha, donde también se cantó y se bailó al son del Llaqta Maqta para expresar la alegría y felicidad de las dos familias. Cuando Juan y María techaron su casa en el wasi qispiy, y recibieron la cruz en el cruz apaykuku, cantaron y bailaron al son del Llaqta Maqta, costumbre que acompañará durante toda la vida a todo buen chunguino.


¿Qué lecciones sacamos de este relato?

Primero
Si cortejas a una muchacha, hazlo con responsabilidad.
Tal como lo hizo Juan con María, al entregar su amor para toda la vida.

Segundo
Si amas a alguien no lo hagas sufrir.
No hagas lo que hizo María que casi pierde a Juan por sus desplantes.

Tercero
Valora y practica las costumbres y tradiciones de tu tierra y la de tus padres.
Tal como lo hicieron Juan y María al valorar y practicar la costumbre de sus ancestros: el Llaqta Maqta.

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El próximo sábado estaremos tratando sobre: Basilio Auqui, del distrito de Pampa Cangallo, provincia de Cangallo. Gracias. Hasta la próxima semana.

lunes, octubre 16, 2006 

LORO MAMAY, Chipao, Lucanas, Ayacucho

Agradecemos a la Srta. Magaly Castro Suarez por esta fotografía de San Felipe Santiago, Patrón del distrito de Chipao.

14/10/06

CRÓNICAS AYACUCHANAS
Educando en Valores

LORO MAMAY

Cuento del distrito de Chipao, provincia de Lucanas. Época Republicana. Contado por don Rafael Aguilar. Valencia. Versión libre de Guillermo Huyhua y Rosa Arroyo.

Los loros son animales muy curiosos y viven en todo el Perú, especialmente en la selva y en las zonas calientes de la sierra. Tienen una capacidad increíble para imitar la voz del hombre y pronunciar frases enteras para el asombro de las personas que los escuchan, cualquiera que sea el idioma.

En la selva peruana los nativos quieren bien a los loros, sirven de adorno en sus casas y como compañía en caso de soledad. Los niños los adoran porque aparte de ser una compañía perfecta, les enseñan frases graciosas para asegurarse jornadas enteras de risotadas con su familia o con sus amigos.

En la sierra, los niños también los quieren mucho. Los llaman: Lorito, lorito bonito, loro, lorocha… sumaq lorocha.., dicen mil piropos para atraer la atención de los loros. Pero, generalmente, éstos viven sueltos, vuelan con entera libertad y no están al alcance de los niños, dejando a estos con los crespos hechos y con las ansias de acariciar el verde plumaje del animalito o provocar un mordisco de su pico…

Pero para los adultos, los loros son una plaga….

Don Rafaeelll, don Rafaelll,.. ha llegado la plaga están comiendo tu maíz…. Don Rafael, comunero del distrito de Chipao, en Lucanas, al igual que otros tenía chacras con plantaciones de maíz fuera del pueblo. Como todo agricultor, el producto de su chacra era vital para su familia, la pérdida de su cosecha significaba que iba ser un año muy malo, muy difícil para su familia. Por eso, tenía que cuidar con mucho cuidado esos hermosos maizales que daban unas mazorcas grandes y jugosas.

¡Caramba!, esos condenados van a malograr mi cosecha…. Dijo don Rafael, preocupado por sus chacras.

Una mancha verde surcaba los aires de Chipao, grande, como nunca se había visto en el valle del Sondondo. Los chillidos de los cientos de loros que provenían del cielo hizo salir a los chipainos de sus casas, entonces, les asaltó el temor que estos animalitos en unos cuantos días desaparecerían todos los maizales del valle. En cambio, los niños emocionados salían de sus casas y corrían por las calles mirando al cielo y seguían con sus miradas el vuelo de los loros.

Lorito, lorito, sumaq lorocha… se escuchaba decir a los niños que anhelaban tener en sus manos a este animalito, acariciarlo y jugar con él. Porque el loro, para los niños es una risa y para los adultos, una desgracia.

Rafaelito se llamaba como su padre, contaba entonces con 10 años de edad, era un niño que deseaba tener un loro en sus manos, que desde que los vio volando empezó a soñar con tener uno en manos. En su conversación, en sus sueños, en sus dibujos siempre se encontraban los loros.

Papá, papá.. quiero tener un lorito. Es muy bonito y sabe hablar, tengo un amiguito que tiene uno es gracioso y bonito… Papá cómprame un loro, por favor papá.,.. Siempre le pedía a su papá que le traiga un loro. Don Rafael que amaba mucho a su hijo, al escuchar las súplicas, se prometió a si mismo traerle un lorito.



La Comunidad había convocado a una Asamblea de emergencia por que los loros estaban destruyendo los maizales, un comunero interviene y propone: Hermanos comuneros, hay necesidad de combatir esta plaga, no sirven los espantapájaros, no hacen caso para nada, hacemos bulla y nada… son muchos, antes no era así. Por eso propongo que vayamos a sus nidos, los volteemos y rompamos sus huevos. Así se irán de aquí.

La propuesta del comunero era correcta y la más atinada. La asamblea aprobó esta idea y se organizaron en grupos para dirigirse a los nidos que se encontraban en lugares difíciles a lo largo del trayecto del río Sondondo.

Taita, taitita, mayta rinqui, a dónde vas… preguntó Rafaelito a su padre. Te voy a traer un lorito…le respondió don Rafael, que pensaba traerle un pichón de loro para su engreído, después de hacer lo que acordó la Comunidad. Así, se dirigió a los barrancos con el cuidado de Dios y empezó su labor de exterminación de la plaga verde.

Ese día estuvo contentísimo Rafaelito: Mamáy, mamáy… mi papá me va a traer un lorito, un lorito bonito.. le voy a enseñar muchas cosas… me voy a reir con él. No paraba de soñar con el momento de tenerlo entre sus manos…

Don Rafael cumplió con lo prometido y le entregó un pichoncito de loro a su hijito. Qué lindo espectáculo ver al niño más alegre de Chipao, correteaba por el patio con el lorito en sus manos, acariciaba sus tiernas plumitas verdes, su piquito chiquito… acercaba su naricita al piquito del animalito y éste reaccionaba haciendo un ademán para morderlo. Era una delicia el espectáculo de Rafaelito y el lorito.

Lorito, lorito, mamay ni … ya pe.. mamay, mamay, ni ya. Ya pues lorito, di mamá, di mamá… decía Rafaelito, tratando de enseñar decir la palabra mamá, porque su mamá era la prenda más querida de su existencia. A su mamá tenía que pedirle la comida, a ella tenía que pedirle permiso para todo lo que había en la casa. Ella le daba golosinas. Entonces, el lorito también tenía que pedirle cosas a la mamá.

Poco a poco, el lorito aprendió a decir frases donde estaba involucrado la palabra mamá: Mamay, mamay, chay allqochata….. mamay, mamay… jamuchkan runa….. mamay, mamay, misqui sarata munani… Los sacrificios de Rafaelito habían rendido frutos, el lorito sabía decir muchas frases.

Un día, Rafaelito jugaba con un amiguito y su hermanito menor en el patio de su casa y decidió sacarlo de la jaula en que se encontraba el lorito. Lo libera y lo coloca en su hombro derecho, le hace comer un jugoso choclo mientras él comía choclo con queso. El loro comía y comía. El niño jugaba sabiendo que el loro no sabía volar. Seguramente se habría cansado cuando colocó al lorito en las ramas de un arbolito que tenía en el patio. El lorito, libre, sin saber volar, empieza a subir de rama en rama al árbol de dos metros de altura. Llegó hasta la rama más alta, desde allí se tenía una impresionante vista del Valle del Sondondo, con su vigoroso y serpenteante río.

En medio de su alegría, Rafaelito se asusta al ver a su loro tan alto, lo llama diciendo: Lorito baja, baja lorocha… no te subas tan alto, trata de hacerlo bajar con un palo. De repente, desde el cielo aparece como una flecha veloz un águila, que al ver al lorito, verde, bullanguero e indefenso, se dirige sorpresivamente sobre ese tierno majar verde que se le ofrecía en la cima del arbolito. Veloz lo coge con sus afiladas garras y emprende vuelo hacia el infinito azul.

El lorito no se había dado cuenta, tampoco Rafaelito, de pronto el lorito se sintió apretujado en las garras de acero del águila, era llevado a la eternidad, no sin antes pasar por el estómago del ave rapaz. El lorito desesperado lo único que pudo decir es… mamayyyyyyy, mamayyyyyyy,.. Rafaelito se quedó mudo, mirando al cielo seguía con la vista el vuelo del águila que se había llevado su regalo más querido, su compañero de juegos y con las lágrimas que caían por sus mejillas escuchaba la voz de su lorito, cada vez más lejano que pedía auxilio, repitiendo: mamayyy, mamayyyyy.

¿Qué lecciones sacamos de este cuento?

Primero
Lo más valioso que tengas, tienes que cuidarlo mucho. No vaya ser que sorpresivamente lo pierdas.
No vaya a sucederte como a Rafaelito, que descuidó a su lorito y se lo llevó el águila.

Segundo
Disfruta hoy los mejores momentos, no se sabe si éstos buenos momentos se repetirán en el futuro.
Tal como le sucedió a Rafaelito cuando nunca se imaginó que el lorito se perdería tan pronto.

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El próximo sábado estaremos tratando sobre: Llaqta Maqta, del distrito de Chungui, provincia de La Mar. Gracias. Hasta la próxima semana.
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sábado, octubre 07, 2006 

WAWAPAKANA, Espite, Vilcanchos, Fajardo, Ayacucho.

07/10/06
CRÓNICAS AYACUCHANAS
Educando en Valores


WAWAPAKANA

Hecho real sucedido en el Centro Poblado Menor de Espite, distrito de Vilcanchos, provincia de Fajardo. Época Republicana inicios del Siglo XX. Contado por don José Guerra Enciso y la señorita Sonia Liz Guerra Laura. Versión libre de Guillermo Huyhua y Rosa Arroyo.

En las punas de Espite, existe un paraje que provoca en el viajero escalofríos cuando pasa por allí, si es un buen cristiano no deja de persignarse con mucha fe y si conoce la historia, no deja de elevar una oración por la almita que allí quedó. Este lugar se llama Wawapakana: Lugar donde fue escondido el bebé.

- ¡Andrea!… ¡Andrea… despierta!... –susurró Alejandro al oído de su esposa sacudiéndola suavemente para no despertar a su hijito de 3 años que dormía en los brazos de su mamá.

Andrea despertó asustada y entresueños dijo: - ¿Qué hay, que hay, Allico qué pasa?.

- Voy a Espite, voy a ver a Allicha… de repente algo necesita en la escuela… En la tardecita estaré de vuelta. Cuidas todo…ya cociné sopita… comes nomás...

- Anda pues, pero vuelve rápido, yo sola no voy a poder atender todo... vaya con Dios..

Aún no amanecía cuando Alejandro se despidió de su esposa, cogiendo el camino al pueblo deja confiado su estancia; el cielo nublado lloraba insistentemente como si presagiara el devenir. El frío calaba hasta los huesos pues los pies los tenía mojados porque la oscuridad no le permitía ver los grandes charcos de agua que se habían formado por la lluvia. Silbando una tonada, se ajustó el poncho y la chalina que su esposa amorosamente tejió para él y alargó sus pasos.

Se levantó, comió la sopa que su esposo le había preparado, cambió e hizo comer al pequeño; abrigándolo lo dejo en el lecho. Andrea, ese día no pudo alejarse a buscar nuevos pastos; con mucha dificultad, cuidó las ovejas cerca de su choza, el rebaño se distanciaba balando en busca de pasto, entonces corría gritando: Usha, usha, …oveja … tirábales piedras y ordenando decía: Échale, échale Maquicha, échale; el fiel chucho corría atajando a las ovejas que volvían. La joven no podía alejarse mucho porque tenía que ver a su pequeño que jugaba dentro de la choza.

Después del almuerzo y luego de mamar el pequeño se quedó dormido. Ya era las cinco de la tarde y no despertaba, lo cual extraño a la madre que creyó conveniente no despertarlo porque tenía que juntar a las ovejas ya pronto sería noche.

Con la ayuda de Maquicha arrió el ganado hacia el corral se dio cuenta que faltaban dos, se dijo preocupada: ¡Ahura!,… faltan dos ovejas…¿dónde estarán?… ¡qué descuido!,¿Cómo me ha podido pasar esto?. Sin pensar que su hijo despertaría pronto, temiendo que las ovejas se perdieran corrió detrás de una lomada Vamos Maquicha, ayúdame… dijo la mujer, cuando llegando al lugar vio a las dos ovejas a unos 500 metros cerca de un puquial.

Con el corazón en la boca camino rápidamente, esquivando los charcos de agua y el ichu mojado, con mucha dificultad y tantos más resbalones llegó donde estaban las ovejas, como estaban alejadas una de otra demoró un poco en juntarlas, así se dispuso a volver. Desde allí no miraba su estancia pero de pronto un escalofrío recorrió todo su cuerpo, se persignó pensando en su esposo y pidiendo a Dios que lo cuidara.

Mientras tanto en la choza, el niño se había despertado minutos después que su madre partiera a buscar a los ovinos. Asustado al ver que su madre no estaba cerca, el niño empieza a llorar y llamar…

¡¡¡Mamaaayyyy, mamaayyy…!!! llamaba el niño. Se levanta, descalzo, corre hacia la puerta buscándola, como no la ve empieza a caminar. El frío, el hambre, el miedo lo hacen gritar más fuerte ¡¡¡Mamayyyy, mamayyyy…!!!

Caminó en dirección contraria a su madre, hacia la estancia de Martín y Nicolasa, que también eran pastores y eran dueños de dos grandes perros llamados michicos; como todo perro de la puna, éstos eran muy bravos con los extraños.

El llanto y los gritos del niño en medio de la silenciosa puna, llamó la atención de los michicos, que ladrando furiosamente corrieron hacia donde estaba y lo embistieron hundiendo sus afilados dientes en su tierno cuerpecito. El llanto, la tibieza y el olor de la sangre excitaban aún más a los perros que no dejaron de morder al inocente niño hasta que dejó de llorar y la puna se inundó de un silencio sepulcral.

¡Martín, Martín ¿qué pasa con los perros? ¿Por qué gruñen? No vayan estar comiendo ganado, dijo Nicolasa.

Tú siempre imaginándote cosas, refunfuñó Martín saliendo de la choza. ¿Qué estarán comiendo? Algo jalan dijo mirando hacia el camino…

Corre hombre… segurito es mi pacho, diciendo esto sale corriendo Nicolasa.

Ambos llegaron hasta donde los perros jalaban gruñendo, pero ya era demasiado tarde, papicha había muerto destrozado por los mordiscos, una parte de su carita había sido arrancada salvajemente, y, grandes trozos de carne de los brazos habían sido tragados por los canes, la sangre corría mezclándose con el agua…

Ahora qué haremos, dijo Nicolasa, el wawita esta muerto…pobrecito…

No es nuestra culpa, dijo fríamente Martín, los perros lo han matado, no fuimos nosotros…

Pero esos perros son nuestros, exclamó Nicolasa.

Entonces,,, mejor será ocultar el cuerpo del niño, no vas a decir nada…nadie debe saber… vamos ayúdame vamos a enterrarlo allá en esa hoyada y encima le pondremos esa piedra…rápido, rápido.

Andrea, después de conducir a las ovejas hasta el corral se dirigió a su choza pensando: ¿Qué raro, papicha sigue durmiendo?, pero tenía miedo, al entrar no vio a su hijo, se asustó y desesperada salió gritando: Papicha, papicha, ¿ñaña donde estás? Llorando buscó por los alrededores al no encontrarlo se dirigió hasta la casa de Martín gritando, los perros ya estaban amarrados… -Don Martííín, Nicolasa ahí no estará mi papicha. No está en mi casa y Allico ha ido a Espite.

Con sangre fría y como si nada hubiera pasado respondió Martín: No, acá no está, como va llegar hasta aquí si chiquito no más es. Por encima de la quebrada hemos ido con el ganado, ni siquiera divisamos tu casa, para verlo. Nicolasa ni siquiera salió.

Angustiada, Andrea buscó por todas partes hasta muy noche. Llorosa y cansada regresó a su estancia y en medio del llanto se quedó dormida esperando a su marido que demoraba en llegar.
En sueños vio a su papicha con la carita y sus brazos llenos de sangre porque los perros de Martín lo atacaban. Su hijito llorando se le acerca, toma su mano y la lleva hasta la piedra grande que está en la hoyada, se suelta y corriendo se sienta sobre la piedra y llora más fuerte en medio del ladrido de los michicos.

Despertó aterrada, todo estaba oscuro, tuvo miedo y comenzó a rezar; esperó que Alejandro llegara para contarle llorando lo que había pasado. Ambos se dirigen hacia la piedra grande de la hoyada... la movieron con dificultad y aterrados quedaron al ver el cuerpo de su hijo destrozado como lo había visto en sueños.

Desde entonces dicho lugar se llama WAWAPAKANA. Lugar donde se esconde al bebe.

Dándose cuenta de quienes eran los responsables, los esposos recurrieron a la justicia denunciando al dueño de los michicos, éste fue apresado inmediatamente al admitir su responsabilidad por el delito de ocultamiento. Así, fue remitido a la cárcel pública de Cangallo a pagar sus penas.

¿Qué lecciones sacamos de esta historia?

Primero
Se cuidadoso con tus hijos. No los descuides, un segundo puede ser fatal.
Tal como le ocurrió a doña Andrea, al descuidar a su pequeño al ir a buscar a sus ovejas.

Segundo
Si tus mascotas o tus hijos cometen una falta no rehuyas tu responsabilidad, porque la vida te hará pagar muy caro.
Tal como le sucedió a Martín, cuando rehuyendo su responsabilidad comete un delito.

Tercero
La verdad siempre sale a flote aunque lo ocultes, solo es cuestión de tiempo.
Tal como sucedió con el delito que había cometido Martín al ocultar el cuerpo del pequeño.


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El próximo sábado estaremos tratando sobre: El Loro Mamay, del distrito de Chipao, provincia de Lucanas. Gracias. Hasta la próxima semana.

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domingo, octubre 01, 2006 

LEYENDA DEL AUQUIHUATO, Oyolo, Paucar del Sarasara, Ayacucho

DIBUJO EXTRAIDO DEL LIBRO "LEYENDAS EN ESCENA" DE LA PROF. PINA CANALES FLORES


30/09/06

CRÓNICAS AYACUCHANAS
Educando en Valores

LA LEYENDA DEL AUQUIHUATO

Leyenda de los distritos de Oyolo, Colta, Pararca y Pausa de la provincia de Paucar del Sara Sara. Época: Conquista Española. Recopilada por Pina Canales Flores. Versión libre de Guillermo Huyhua y Rosa Arroyo.

La noticia había corrido tanto como la velocidad de los chasquis; allá, en Cajamarca, los gritos desesperados de indios que morían al estruendo de arcabuces y mosquetes y otros que huían despavoridos entre los cascos de descomunales equinos desataba el horror y la sangrienta afrenta al Tawantinsuyo, el Hijo de Sol, el Sapan Inca Atahualpa, había sido capturado por el mismo conquistador Francisco Pizarro que pedía oro y plata para liberarlo.

Acá, en el valle del río Huancahuanca, actual provincia de Paucar del Sara Sara, tales noticias habían causado dolor y confusión; nadie podía entender cómo podía pasarle, todo lo narrado, al Hijo del Dios Sol. No podían imaginarse siquiera, ¿quien era aquel que se había atrevido a tal sacrilegio? ¡Si el Dios Sol no podía ser detenido por nadie en el mundo!, ¿Cómo era posible que encierren a su hijo?. ¿Acaso eran wiracochas más grandes que el Inti? ¿Podían existir esos puka kunka de barba blanca, descritos por los chasquis?

Esta era la reflexión de Auquihuato, príncipe adivino de Oyolo, que había ordenado se recolectarán joyas, tesoros y adornos de oro y plata. Tenía que cumplir con este encargo, pues la vida del Inca, estaba ante todo. Y se había dado la tarea de comunicar a todos los grandes señores y guerreros de la zona para persuadirlos a entregar oro y plata para enviarlo a Cajamarca.

Y así se hallaba ese caluroso día conversando con Pucapuca, joven guerrero de Pararca, que se encontraba furibundo contra los españoles y estaba dispuesto a iniciar una guerra para expulsarlos del Tawantinsuyo.

¿No crees venerable Auquihuato –dice Pucapuca- príncipe de los adivinos del Tawantinsuyo, que debo seguir fabricando armas para expulsar a esos asnaruna puka kunkas?

Nunca está demás fabricar armas, joven guerrero Pucapuca, contestó Auquihuato.

Molesto por esta respuesta, Pucapuca, se dirige a Auquihuato expresando su resentimiento: Nunca me respondiste con tanta sequedad, venerado Auquihuato. ¿No crees que aún podrían los ejércitos incaicos expulsar a los barbudos invasores?

Auquihuato, solemne, responde: Por el momento, la prioridad es salvar la vida de nuestro Sapan Inka, de modo que debemos reunir los tesoros que logren su rescate. Tal vez los blancos invasores se marchen para siempre, si les entregamos oro y plata en cantidad considerable.

Auquihuato con la esperanza de que una vez libre el Inca encabezaría al ejército imperial para expulsar a los españoles hablaba prudentemente. Pucapuca entendiendo las razones de Auquihuato promete entregar todas sus riquezas para el rescate.

A lo lejos vieron a la Coya Sarasara, que venía hilando lana roja, se acerca a los dos hombres, ante la rendida admiración de Pucapuca y el gesto indiferente del adivino.

Veo, buenos amigos Auquihuato y Pucapuca que continúan angustiados por la suerte del prisionero Inka Atahualpa, dijo Sarasara.

Auquihuato ansioso le responde: Así es, Coya Sarasara, reina de Parinacochas, preciso es que también tú aportes riquezas para el rescate del Inka.

La Coya Sarasara cubre con una manta multicolor una piedra cercana, se sienta y dice: Desde luego caro amigo, prepararé una recua con 200 llamas que serán arreadas por los yanas, mis servidores, hasta la lejana Cajamarca.

En la conversación Pucapuca impertinente había comentado un chisme sobre los supuestos amoríos que tuvieron en su juventud Auquihuato y la Coya Sarasara. Éstos, muy molestos e incómodos, aclararon de inmediato al joven guerrero del hecho que nunca ocurrió entre ellos.

De pronto, Auquihuato entra en trance y empieza a orar: Padre Sol poderoso ¡Oye mi plegaria y protege la vida de nuestro Sapan Inka Atahualpa!... y comienza a chacchar hojas de coca, ante la atónita mirada de Sara Sara y Pucapuca, mueve tristemente la cabeza diciendo: ¡Ah, la sagrada hoja de coca amarga cada vez más y presiento que el fin de Sapan Inka está cerca!

Era cierto lo que decía la coca, Pizarro había matado al Inca tras muchas promesas bonitas y falsas, la triste noticia llegaba hasta ellos… un chasqui imperial, arrodillado y lloroso le dice al adivino: Venerado Auquihuato: el Sapan Inka ya no está más entre nosotros. No envíen ya riquezas porque los españoles han matado al hijo del Sol. Escuchando esto, Pucapuca y la Coya Sarasara que ya estaban conmovidos se afligen hondamente. El cielo de repente oscureció y todo alrededor pareció entristecerse: cerros, plantas, ríos y animales.

Manteniendo la serenidad, Auquihuato eleva sus ojos al cielo y dice: Ya no vale la pena vivir porque la muerte del Inka significa el fin de nuestra autonomía. Pucapuca, ve a tus posesiones y entierra tus riquezas. Tú, Coya Sarasara con tu gran poder, cambia el cauce de las aguas y provoca terremotos.

¿Y tú que harás príncipe Auquihuato? Pregunta Sarasara

Auquihuato se cubre el pecho diciendo: Estoy destrozado, pero hallaré fuerzas para hacerme enterrar con todos mis tesoros en el gran cerro florido que fue siempre mi morada. Descansaré por siempre cerca de mi centinela Huanipaco, mirando las pampas inmensas de Chappe, Qalaqapcha y Chikchipampa. Es tanto mi dolor que dispongo luto eterno: no permitiré vegetación en mi cerro; el río Huacme será tan profundo que nadie regará con sus aguas y las vicuñas que cruzan las pampas llorarán mi silencio…

Desesperado se lleva las manos a la sien, mirando a todos lados repone: Nuestro mundo llegó a su fin, nos quitarán nuestros tesoros, nuestras tierras…impondrán sus leyes, dioses, modos de vivir, ciencias y creencias. ¡Nada será igual!

¿Y no será posible reconstruir nuestro mundo? Pregunta acuciosa Sara Sara

Tendríamos que encontrar la cabeza del Inka y colocarla en una olla para que genere otro cuerpo, repone Auquihuato, concluye diciendo… y para eso pasarán siglos noble Coya

¡Adiós sabio Auquihuato! Yo no me enterraré como tú. Combatiré a los invasores y estaré en lucha constante provocando sismos y cambiando el cauce de los ríos, para que los puka kunka no tengan paz jamás! ¡Ay de ellos si olvidan mi culto! Diciendo esto Sara Sara comienza caminar…

¡Yo también lucharé contra ellos venerable Auquihuato! ¡Adiós para siempre! Diciendo esto Pucapuca se va junto a Sara Sara.

¡Adiós Sara Sara! ¡Guárdate bien Pucapuca! ¡Hasta siempre amigos míos! Diciendo esto Auquihuato los ve partir y dando la media vuelta se va.

¿Qué lecciones sacamos de esta leyenda?

Primero
Ante las situaciones difíciles debes ser leal y prudente con los tuyos, tus jefes y subordinados.
Tal como lo hizo Auquihuato tras enterarse de la situación del inca.

Segundo
Cuando tengas muchas tareas, prioriza lo más importante.
Tal como hizo Auquihuato al priorizar la recolección del oro y plata para el rescate del inca.

Tercero
Evita los chismes, puedes provocar fricciones y malos entendidos.
Pucapuca generó molestias entre Auquihuato y Sarasara por el malintencionado chisme que los involucraba.

Cuarto
Aún en las peores circunstancias, mantén las esperanzas y siempre lucha por un mundo mejor.
Tal como lo hicieron la Coya Sarasara y el joven guerrero Pucapuca.

¿Tienes un comentario? Llámanos al 4714291. Si tienes una historia que contarnos y quieres hacer conocer a tu pueblo, escríbenos al correo electrónico:
cronicasayacuchanas@yahoo.es

El próximo sábado estaremos narrando la historia de: Wawapakana, del centro poblado de Espite, distrito de Vilcanchos, provincia de Fajardo. Gracias. Hasta la próxima semana.

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  • Mi nombre es Guillermo Huyhua y Rosa Arroyo
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  • Director de la I.E. N° 1021 "República Federal de Alemania" Lima. Ex Director UGEL Fajardo Ayacucho. Presidente del Círculo de Autoformación y Gestión Institucional - CIAGEI.
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